jueves, 11 de noviembre de 2010

3:00 am

Fue un golpe de calor mientras dormía, desperté empapado de sudor y con la respiración a tope. Mi mano derecha no respondió, estaba acalambrada. Por la ventana, se asomaba la lámpara de la calle y ningún ruido daba signos de vida en la Tierra. Miro el reloj y me dice que estoy a mitad de la madrugada.
No pude recordar lo que soñaba, la cabeza me dolía como si enterraran agujas a los costados.
Abrí la boca para descubrir un sabor como el de la sangre. Mis latidos se tranquilizaron y lo único que supe, es que la quería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario