martes, 3 de noviembre de 2009

Botas Negras

Casi dan las cuatro y media. El Sol ni siquiera parece estar cerca. Da un último vistazo a todo lo que hay en su cuarto. Su rincón, en el que guarda una mezcla de recuerdos, amor, pasado, miedo y las ganas de vivir lo que él quiere.
Toma sus botas en la mano, no quiere hacer más ruido.
Cierra con suavidad su puerta chirriante, que por más que aceitó, nunca dejó de hacer ruido. Hoy por fin deja de hacerlo.
Baja las escaleras, toma el último suspiro de su casa.

Sale sin hacer escándalo, cruza el pequeño vestíbulo, tomando sus llaves azules. La guitarra, ahora está sobre sus hombros. No queda más. Esas botas son calzadas con dificultad por el temblor de sus manos, pero entran dispuestas a acompañar su viaje.

Abre la reja principal y comienza a empujar su motocicleta sin encenderla, no quiere llamar la atención de los habitantes de la casa; quienes hubieran impedido que se marchara, pero ya es tiempo de aventurarse.
Echa una última mirada, rápida y aguantando como se aguantan los que construyen sueños y deja atrás su pasado, sólo para sacarlo cuando olvide lo que es.

Camina a pasos lentos respirando profundamente y esperando estar doblando la manzana para montar su compañera dejando atrás todos los miedos que siempre guardó.
Por fin, hoy se atreve y lo mejor, es que no sabe cuándo regresará.

1 comentario:

  1. Dónde quedó el esclavo de las palabras y apasionado de la poesía??
    a dónde fueron todos esos sueños?
    Yo creo que aún existe amor viajero.

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